AMOR DE PAREJA: DEL PARA SIEMPRE A “LO DESECHABLE”

 

Quizá te encuentres entre las generaciones que aprendieron lo que es hacer pareja entre dos enseñanzas, una que podemos llamar “la antigua” que nos dice que en una relación de pareja debe ser para siempre y que pase lo que pase se debe estar juntos hasta la muerte. La otra que podemos llamar “ moderna” nos dice que las relaciones deben durar mientras la pasemos bien hay quien las ha nombrado como relaciones desechables.

¿Sabías que ambas enseñanzas, si las tomamos a raja tabla, pueden acabar con el amor en la pareja? Te invito a reflexionar conmigo ambos modelos.

  1. PASE LO QUE PASE ESTAREMOS JUNTOS HASTA LA MUERTE.

Hablando de manera general, esta enseñanza acaba con el amor cuando asumimos que el otro siempre estará y deberá estar, haga lo que yo haga, diga lo que diga y  lo trate como lo trate. No siempre, pero podemos observar a nuestro rededor muchas parejas que se educaron de esta manera y que parecen creer que el amor es algo que ya está dado, no algo que se tenga que ganar o por lo que se tenga que trabajar o expresar diariamente, como si la permanencia de la pareja a nuestro lado se debiera obtener sin hacer nada más que haber comenzado una relación. Algunos llegan a extremos peligrosos, donde incluso cuando la relación se termina porque el otro no está conforme con el trato o simplemente no desea más una relación, lo consideran una gran traición y llegan a incurrir en hechos de acoso y hasta violencia. No existe para ellos la posibilidad de que una relación de pareja termine y suelen encontrar lógicas y pensamientos que alimenten y justifican ese principio y sus actuaciones.

Al apegarse DE ESTA FORMA a esta enseñanza, borramos algo imprescindible en el amor, que es la libertad de decisión de uno mismo y del otro, además que jamás caminamos hacia la posibilidad de aprender y crecer en la capacidad de amar y ser amados, de buscar ser amorosos con el otro. Se olvida que expresar amor no sólo implica palabras o sentimientos o haberlo dicho alguna vez en algún momento, sino que se requiere también de acciones diarias. Es como un lenguaje que implica distintos niveles de nuestro ser y que no nacimos sabiendo sino que vamos aprendiendo a hablar en el camino, ejerciéndolo diariamente.

2. SÓLO MIENTRAS NOS SINTAMOS BIEN

Si creemos que el amor de pareja es sólo una emoción que está presente únicamente cuando sentimos “bonito”, que si no se siente “bonito” ya no está, si creemos en el amor como una cosa puramente mágica que existe por sí sola independientemente de lo que hacemos o dejamos de hacer y que se va igual de mágicamente, cuando “decide” irse, el amor no “despega”, se mantiene siempre y nada más en un proyecto constante sin realización. Porque en las relaciones humanas más profundas siempre se llega al momento de sentirse incómodos con las diferencias que surgen, siempre se llega al punto  de tener que aceptar errores, de sentir enojo con uno mismo o el otro, de tener que emprender nuestro crecimiento, y si esto es algo que no queremos hacer, esa relación no se puede mantener gran tiempo, ni mucho menos sana y profunda ( si tu relación de pareja lleva meses o años SÓLO en momentos incómodos y difíciles, probablemente necesites apoyo para solucionar o evaluar dicha relación). Si creemos que el amor es algo que acaba cuando “ya no sentimos maripositas” o ya “no sentimos emoción cuando nos vemos”, quizá sabemos lo que es enamorarnos pero no amar.

Al entender el amor de pareja de esta manera, no cabe la posibilidad de encontrar soluciones o de abrirse a los caminos inexplorados, no es necesario comprometer el pensamiento para buscar coincidencias o respetar diferencias, ni la fortaleza y disciplina para crecer personalmente y compartir, o la voluntad para hacer cosas a favor del amor e incluso de nosotros mismos. Poco puede durar una relación en ese estado de comodidad en el que no nos cuestione, pregunte o pida algo. El amor y las relaciones estrechas con otros, siempre nos llevan a cuestionarnos cosas importantes de nosotros mismos, a pedirnos movimientos, cambios, crecimiento.

Si vas siguiendo estas ideas, quizá te preguntas cosas, quizá te vas dando cuenta que el amor es un asunto complejo. Hay que aceptar que, para empezar, no cualquier relación puede durar para siempre y “está bien”, (en otros artículos hemos hablado de algunas razones por las que inevitablemente algunas relaciones terminan: incompatibilidad de caracteres, de proyectos, por decisión, o por implicación de la violencia y la agresión) pero la durabilidad de una relación, en el mejor de los casos (y si acaso eso fuera lo más importante), depende de la calidad y de la presencia del amor. Pero hasta ahora hemos visto que el amor no es UNA emoción, no es UN sentimiento, no es UNA decisión, no es UN pensamiento, no ES crecimiento personal, no ES crecimiento conjunto, no es UNA búsqueda de coincidencias, no ES aprecio y respeto por el otro, no ES respeto por la diferencia, no ES disciplina, no ES apertura, no ES intimidad, no ES capacidad de solucionar, no ES darnos un lugar digno, no ES darle un lugar digno al otro, NO ES SÓLO ALGUNA de esas cosas sino todas esas cosas juntas y más y quien no esté dispuesto a ello durará poco en cualquier relación o mucho quizá, pero sin amor.

Antes que cualquier otra cosa, recuerda que el amor es un acto puro de la libertad personal. Nada a que podamos forzar al otro, pero si algo a lo que podemos decidir entrar y que podemos desarrollar dentro de nosotros mismos. Y en el caso del amor de pareja, sucede que a veces encuentra justa “resonancia en otro”, en otro que también en libertad quiere amar y decide amarnos, no por obligación o derecho sino por obsequio y tan digno es el amor respetuoso que recibimos, como el afecto y amor que libremente expresamos a los otros. Aun cuando no sea correspondido, amar a otro es un obsequio digno y apreciable. Es un ejercicio que si se combina con el amor a uno mismo nos genera plenitud y nos acerca a relaciones de pareja más plenas y mejor correspondidas.  El amor de pareja es un camino al que no cualquiera puede acceder, porque el primer requisito es comprometer lo mejor de nosotros mismos y  más, para aprender de qué maneras amamos. También es requisito tener en mente la posibilidad del adiós, no como una amenaza sino como algo que fortalece y hace más bello el obsequio mutuo que es la decisión diaria de uno y del otro de amarse.

Si quieres saber más de este tema, te recomendamos leer el libro “El arte de amar” de Erich Froom, editorial Paidós o seguir nuestros artículos relacionados. Si requieres terapia de pareja o acompañamiento en este tema, comunícate con nosotros.

Psic. Ant. Adriana Morfín.

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