EL CONTROL DE LA IRA: 8 ERRORES, 8 RECOMENDACIONES

En teoría todos los sentimientos humanos tienen una utilidad, son un primer contacto con el mundo, el más primitivo y más profundo que podemos experimentar. Podemos imaginar nuestro sistema emocional como un centinela, que observa  el mundo y nos mandan señales leves o poderosas que actúan en todo nuestro cuerpo sólo para informarnos cuando surge algo importante. Detectan las amenazas y las oportunidades para la vida al primer contacto, y nos predisponen a una respuesta que, idealmente, nos posicione mejor ante las disyuntivas propias de la existencia y de la vida.

Las experiencias que tenemos, cuanto más cargadas de emociones las vivimos, se archivan mucho mejor en la memoria y quedan más disponibles para revivirlas en situaciones similares a la menor provocación. Esta memoria emocional es en principio resabio de una genética general, una herencia humana que recibimos en cuanto se forma nuestro sistema nervioso, que , por ejemplo; nos hace correr o paralizarnos cuando sentimos un peligro inminente. Pero pronto se vuelve una configuración muy personal, única e irrepetible. El olor a algún perfume, para alguna persona significó cariño y calor; en otra persona, el mismo perfume significo una situación de desagrado, y puede que eso mismo sientan cada que vuelvan a olerlo. Esta carga emotiva da un contexto de significaciones para actuar que es único en cada ser humano. Todo esto es un mecanismo tan avanzado y complejo que, ni lo más novedoso de la inteligencia artificial, ha podido imitar.

 

LOS PATITOS FEOS

Sin embargo, en nuestra cultura hay patitos feos de los sentimientos, esos sentimientos que se consideran inapropiados e incluso que se debe intentar evitarlos.  Estos son el enojo, la tristeza y el miedo, y toda la gama leve e intensa que se desprende de ellos. Aquí partimos de la idea de que los tres son imprescindibles en la experiencia humana. Pero hoy nos centraremos en el enojo y en la gama más fuerte de esta paleta emocional a la que llamamos: ira.

 

OBJETIVO: LA DEFENSA.

El enojo en el ser humano tiene el objetivo indispensable de contrarrestar amenazas, de oponerse o destruir lo que se considera nocivo. Es una activación que viene EN DEFENSA DE LA EXISTENCIA, DE LA CALIDAD DE VIDA o DE LA DIGNIDAD, por esto se considera un elemento indispensable para sobrevivir en el mundo. Cuando actúa coordinada por LA CONSCIENCIA Y EL PENSAMIENTO puede proporcionarnos una vida digna, evitar u oponerse a relaciones donde el respeto y la integridad de uno mismo están en riesgo. El enojo entonces tiene bondades que ofrecernos, nos empuja a hacer cierres, poner finales o hasta luchar contra lo que atenta nuestra dignidad o existencia, es parte importante de la fuerza vital luchando por ser, fuerza de la que la propia naturaleza nos dotó y a la que todo ser viviente tiene derecho.

ESTAR PROHIBIDOS AL ENOJO, LA IRA, LA RABIA, SENTIR CÓLERA, O FURIA, ES COMO DEJAR A UN CUERPO, O A UN EQUIPO SIN DEFENSAS, una casa sin puertas, convertirnos sólo en seres inertes sin resistencia a nada, nadie podría sobrevivir por mucho tiempo sin acceso a estos sentimientos.

COSTUMBRES QUE IMPIDEN MANEJAR ADECUADAMENTE LA IRA

1. POHIBIR EL ENOJO.

Desconozco aún la causa de esto, pero si he observado claramente que LOS SENTIMIENTOS SON COMO LA MATERIA: NO SE CREAN NI SE DESTRUYEN SÓLO SE TRANSFORMAN. La prohibición de sentir enojo multiplica el enojo. Es como el centinela nos gritara que viene un ejército y nosotros no atendiéramos la llamada, el llamará más fuerte, gritará, tocará campanas, encenderá antorchas, y lo que era enojo se convierte en ira, frustración, miedo o dolor. No atender lo que nuestros centinelas están detectando como amenaza, sólo aumenta la sensación de peligro, ante la sensación de indefensión las alarmas van creciendo. Luego, las emociones tienen la particularidad de actuar en conjunto, si es un enojo, se suma a otros pequeños y grandes enojos hasta volverse una masa más difícil de entender, diferenciar y atender. Alguien debe abrir la ventana evaluar el peligro. planificar la actuación adecuada, y ejercerla, decirle al centinela que se atiende el llamado.

En nuestra cultura todavía hay familias donde a las niñas se les va prohibiendo el enojo, la ira, la rabia. Como consecuencia de esto, no pueden aprender a manejar consciente y libremente su propia defensa. Siendo un ser humano, es imposible que erradique el enojo que es parte de su fuerza vital, entonces debe hallar maneras muy complicadas de maniobrar con él, de expresarlo “sin expresar”, de sentirlo “sin sentir”.

La utilidad del enojo, o el “encabronamiento”, depende de que aprendamos a convertirlo en herramienta y no en obstáculo. Suelo hacer una pregunta a mis pacientes: “si quisieras poner un clavo en la pared ¿Qué herramientas tomarías, una pistola, un machete, un martillo, un serrucho, un clavo?”, por mejor que golpeen, corten, disparen, una sola herramienta no sirve para todos los propósitos.

El enojo como sentimiento, dota de sentido la vivencia, nos dice la intensidad e importancia de lo que vivimos, suele hablarnos de que hay algo que nos amenaza, pero sólo es la campana que suena. La razón y el pensamiento deben descifrar la magnitud o tipo de amenaza a la que nos enfrentamos, qué sucede, qué está en peligro. Luego la inteligencia visualiza y elige la respuesta que más nos aproxime al fin que más deseamos.

 

2. TAPAR VÁLVULAS.

En ocasiones LOS PROBLEMAS DEL CONTROL DE IRA no ocurren por tener prohibido el enojo, sino POR TENER PROHIBIDOS los sentimientos que le contrastan, como pueden ser LA TRISTEZA, LA EXPRESIÓN DE CARIÑO O DEL MIEDO. Es un fenómeno muy recurrente en nuestra cultura aún machista, en la que el miedo, la tristeza, y las muestras de cariño suelen estar prohibidas para los hombres, se les identifica como muestras indeseables de “debilidad”. El asunto es que, como vimos antes, con prohibir sentimientos no los desaparecemos, pero como los sentimientos son una fuerza, debe salir, así que encuentran la vía de expresión aceptable. Personas iracundas pueden ser en realidad, personas con mucho miedo, (ojo: no por ello dejan de ser agresivas o tal vez peligrosas). Este taponeo, o camuflaje complica ver, atender y resolver lo que el sentimiento esta  solicitando.  Es como usar martillo y serrucho cuando lo que queremos es coser o pegar algo, porque no nos dejan usar el pegamento. Si tenemos emociones disfrazadas con el traje de las que “se nos permiten”, no podremos reconocerlas, mucho menos darles la salida adecuada. Asumir el derecho de sentir, es el primer paso para la inteligencia emocional.

 

3. NEGACIÓN Y EVASIÓN DE LOS ENOJOS

EXPERIMENTAR NUESTROS SENTIMIENTOS ES PARTE DE UNA CLAVE QUE  CONTRIBUYE A RESOLVER DETERMINADO PROBLEMA. Si nos negamos el enojo que en efecto estamos sintiendo, es como quitar las primeras letras de una contraseña. Si la evadimos tanto que ya ni recordamos conscientemente la situación, luego se vuelve más difícil de resolver, queda no visto, pero no por esconder la cara entre tierra se ha desaparecido el asunto.

   Evadir y evadir enojos es el fermento en el que luego explota la ira “inexplicable”. La ira irracional, la frustración constante a la que no le hallamos motivo, sentir gran enojo por una situación que parece menor, son malestares que pueden surgir por evadir enojos.

4. DAR A LA IRA EL CONTROL DE LA SITUACIÓN Y LA VIDA

A veces en lugar de manejar la ira, resulta que la ira nos maneja, sucede cuando a penas sentimos enojo y reaccionamos sin previa reflexión. Recordemos que  una cosa es que la ira tenga derecho a existir y otra que nos movamos atacando o violentando sin siquiera pensar. El sentimiento es inevitable pero la acción es elegible. El enojo bien reflexionado nos permite poner límites donde se nos esta perjudicando, terminar con situaciones que atentan contra nuestra dignidad o amor propio, tenemos derecho a la defensa y lucha de y por la propia vida y la de los que queremos. Lo único que se precisa es que los actos NO se decidan en el calor de ese sentimiento y por el sentimiento, sino por la mediación de la inteligencia.

Esto implica mantener la conciencia y la claridad de que vivimos en sociedad y compartimos un mundo en el que otros tienen también derechos. Tenemos derecho a manifestar a otros nuestra molestia, pero la actuación mejora la vida cuando está mediada por la razón, cuando la hemos pensado, cuando no es sólo un vómito indiferenciado y sin sentido hacia alguien, cuando tiene la finalidad y el esfuerzo real de resolver una diferencia o situación. El enojo y la ira son de los sentimientos que más requieren de la reflexión antes de la actuación por los daños que puede producir si nos equivocamos.

Incluso tenemos derecho a los golpes, pero sólo cuando lo que está en riesgo es la vida, la integridad o es la única manera de defenderla. También tenemos derecho al insulto, cuando el insulto más bien viene a ponerle el nombre correcto a una realidad que, para nuestra sobrevivencia o dignidad, necesita ser nombrada, luego detenida.

Para convertir el enojo en herramienta y no ser, uno mismo, herramienta de esa furia, es necesario que domine nuestra inteligencia auto respeto y el respeto a los otros. El enojo suele aparecer en terreno de bajada y en curvas, en ese terreno no podemos echar a andar el carro, acelerando, soltando el volante y tapandonos los ojos. El enojo es el sentimiento que más requiere de nuestra mayor atención, calma, precisión y precauciones antes de actuar.

 

5. ESPERAR SIEMPRE EL SÍ Y LA SATISFACCIÓN

A veces el enojo se vuelve el estado de vida, cuando caminamos como si el mundo, las cosas y las personas tuvieran que responder siempre positivamente a todas nuestras necesidades y requerimientos. Esto no puede ser así,  porque la vida, las personas y EL UNIVERSO NO GIRAN EN TORNO A NOSOTROS Y NUESTRAS NECESIDADES. Cuando se es adulto, sólo uno mismo es el responsable de la propia existencia, y aprendemos que sólo pocas pero ineludibles cosas están realmente en nuestras manos. A TRAVÉS DE LA EXPERIENCIA VAMOS DISTINGUIENDO LO QUE SÍ PODEMOS CONTROLAR DE LO QUE NO. Por nuestra propia salud APRENDEMOS QUE TOMAR y QUE SOLTAR.

Si preferimos aferrarnos a intentar mover a nuestra voluntad lo incontrolable, lo externo, a los otros, lo que no está en nuestras manos, perdemos tiempo y energía que necesitamos para llevar la rienda de nuestra propia persona, que es lo que realmente requiere nuestra dirección.  Como es un intento imposible, como barril sin fondo, despierta más necesidad de control, y algunos, ante esta necesidad, reaccionan queriendo controlar con más fuerza lo incontrolable. Este es un círculo vicioso difícil de detener, su ganancia es la insatisfacción constante. Esta es la causa más común no sólo de problemas de ira, sino de depresión y de ansiedad.

 

6. GENERALIZAR MOMENTOS

Cuando atravesamos una situación muy cargada emocionalmente, es importante que seamos conscientes de que es UNA SITUACIÓN, que si el sentimiento es fuerte puede estar magnificando lo que vemos, porque esa es su función, prendernos luces y alarmas; en el caso de la ira, puede pintarnos TODO MAL, hacernos ver amenazas y ataques por TODAS PARTES, pedirnos incendiarlo TODO, hacernos ver como que TODO SE HA TERMINADO, o que hay que TERMINARLO TODO. Para navegar en los sentimientos sin ahogarnos, se requiere que consideremos que “tal vez” algo no estoy viendo porque hay mucho sentimiento saturándose la vista, sirve DETENERME EN LA SITUACIÓN PARA SABER SI REALMENTE TODO ESTÁ MAL, O SÓLO ES UN ASPECTO DE LA VIDA Y HALLAR CÓMO RESOLVERLO.

En ocasiones el sentimiento es más que atinado, nos está dimensionando con precisión algo muy importante y grande. Si es el caso, requerirá nuestra concentración, voluntad e inteligencia para hacer algún tipo de cambio, o hallar alguna solución y emprenderla, estaríamos hablando de una mejoría en nuestra vida que se inició gracias a que nuestro equipo emocional funcionó adecuadamente y que supimos orientarnos.

  1. CULPAR A OTROS

LAS ACCIONES SON DE QUIEN LAS EJECUTA, LOS SENTIMIENTOS SON DE QUIEN LOS SIENTE, CUANDO HAGO AL OTRO RESPONSABLE DE MI SENTIR LE DEJO TAMBIÉN EN SUS MANOS LA POSIBILIDAD DE LA RESOLUCIÓN, si nunca quiere resolver YO SEGUIRÉ DEPENDIENTE DE SU DECISIÓN. Mi bienestar puede quedar dependiendo del otro hasta que no me haga cargo de lo que siento, busque y emprenda mis propias soluciones. El sentimiento viene a darnos la fuerza para cuidarnos, atendernos y auto-dirigirnos, son para nosotros más que para el otro.

Puede ser que la otra persona está trasgrediendo un límite, que está abusando de la confianza, de su poder o algo parecido, y estos actos son reprobables, pero son nuestras emociones y sentimientos los que nos avisan de esta situación, los que nos urgen a una solución y necesitamos utilizar todos nuestros recursos para encontrarla y emprenderla

 

8. QUERER RESOLVER CUANDO EL SENTIMIENTO DE ENOJO ESTÁ A TOPE

CUANDO EL SENTIMIENTO ESTÁ EN SU PUNTO MÁS FUERTE, SE OBSTRUYE EL RAZONAMIENTO Y LA CONSCIENCIA, ESTAMOS PREPARADOS PARA LA DEFENSA Y EL ATAQUE PASE LO QUE PASE.  Lo más probable es que no veamos con claridad ni el problema y mucho menos las alternativas. Es importante que aprendamos a reconocer cuando el enojo está en el punto en el que el diálogo (con otro) no será beneficioso, sino que necesitamos un espacio de calma, para reducir el enojo, despejar la vista, tener un diálogo interno o lo necesario para volver al diálogo con el otro con más claridad y/o disposición para resolver o tomar decisiones.

 

HABILIDADES PARA MANEJAR ADECUADAMENTE EL ENOJO Y LA IRA

  1. HACER CONSCIENCIA.

El primer paso para manejar nuestra ira es ser conscientes de lo que sentimos y de cuando sentimos molestias, enojos, ira,  ser transparentes con nosotros mismos. No podemos manejar lo que no vemos o no nos permitimos saber siquiera que existe.

  1. DAR LUGAR Y TIEMPO A LAS EMOCIONES

Es tomar un momento del día para preguntarnos ¿Cómo estoy? ¿Cómo me siento? ¿Cómo me ha ido?

 

  1. EXPRESIÓN Y ATENCIÓN DEL ENOJO

Si nuestro enojo nos avisa de un riesgo, hacemos consciencia, hallamos una solución, pero al final no la emprendemos, el sentimiento no se irá, permanecerá hasta que emprendamos esa solución. El enojo como otros sentimientos deben culminar en un redireccionamiento de la vida o del entendimiento, es decir o hago el cambio o acepto que en realidad es algo que no pienso ni quiero hacer.

  1. APRENDER A PROCESAR EMOCIONES: STOP PAS

Practicar el manejo de emociones puede ser algo complejo, pero el libro “Educar con inteligencia emocional” lo simplifica en siete pasos sencillos: 1. Sentimiento, 2. Situación, 3. Problema, 4. Objetivo, 5.Solución o alternativas, 6. Práctica, 7. Revisión. Sirven para maniobrar con las distintas emociones que se nos presenten e incluso ayudar al niño a desarrollar esta capacidad.  (Para más información de estos pasos, sigue nuestras publicaciones o ve al libro).

  1. TIEMPO FUERA

A veces los enojos pueden ser tan fuertes que necesitamos un tiempo fuera, pero, ojo, el tiempo fuera no puede convertirse en una evasión para guardar el tema sin volverlo a tocar, sólo es un tiempo para relajar el sentimiento desconectándonos un poco de él o de la situación que lo ha disparado, y elegir otro momento para atender lo que ese sentimiento nos está reportando.

Hay personas a las que les sirve caminar, salir de casa, escuchar música, cada persona tiene distintas maneras de desconectarse de la emoción cuando considera que lo está rebasando, para volver más despejado a encontrar opciones.

 

  1. MANEJAR LA FRUSTRACIÓN

Implica saber que la vida y las personas pueden decirnos sí, pueden decirnos no, pueden decirnos tal vez, que las cosas pueden pasar muy diferentes a lo que esperábamos. Pero recordar que si hay algo  que podemos dirigir es en nuestras acciones; tenemos un cuerpo propio, para acercarse, alejarse, hablar o hacer; y sobre todo UNA FUERZA DE RESISTENCIA Y OTRA DE ADAPTACIÓN que, en equilibrio, pueden ayudarnos a vivir plenamente aún entre las incertidumbres de la vida.

Para alcanzar este equilibrio, es imprescindible desarrollar confianza y lealtad hacia uno mismo, hacia las prioridades más importantes de la propia vida, es poner a nuestro servicio nuestras propias capacidades y experimentarnos también capaces de guardar un respeto por la vida y voluntad de los demás.

  1. SABER CUANDO TOMAR Y CUANDO SOLTAR EL CONTROL

Es aprender a identificar lo que está en nuestras manos para manejar o resolver una situación y emprenderlo. A la vez, ser capaz de identificar lo que no podemos ni debemos intentar controlar y ser capaces de soltarlo. Es una maestría que algunos logran, pero sólo a través de la experiencia del reconocimiento de las capacidades de uno mismo, de la humildad y de la confianza.

  1. ACUDIR A PSICOTERAPIA.

El manejo de emociones y en este caso de la ira puede ser un proceso muy complejo, por lo que a veces es necesario tener acompañamiento para agilizar ese aprendizaje o mejorarlo. Una psicoterapia es un espacio seguro donde puedes manifestar tus emociones, aprender a pensar en soluciones y emprenderlas.

Los sentimientos son un universo complejo, y lo compartido aquí no es una receta de aplicación inmediata, sino de ejercicio y disciplina hasta hallarnos dueños de nuestro universo emocional.

Psic. Adriana Morfín.

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