LA FAMILIA ANTE TODO.

LA FAMILIA ANTE TODO

En nuestra cultura solemos adjudicar a la palabra FAMILIA muchos significados. Comúnmente, se entiende por familia el grupo que comparte lazos de parentesco, y que este simple hecho automáticamente genera una serie de compromisos y valores de unos para con los otros que, en algunos casos, ni siquiera se vale poner en duda. Para muestra hay dichos clásicos que seguro has escuchado:

  • Nadie te amará como tu madre.
  • Nadie estará ahí cuando más lo necesites como tu familia.

Algunas son simples frases que significan algo mucho más allá de lo que se pronuncia. Se dice, por ejemplo:

  • “Debes respetar a tus padres”; y en algunas relaciones eso significa no expresar diferencias, obedecer, callar, o decir sí a toda clase de solicitudes de parte de estos, incluso sin cuestionar el rol que esos padres tuvieron en la propia vida.
  • “La familia debe ayudarse; y en algunos familias eso significa decir sí a toda solicitud de apoyo, o dejar de hacer cosas por uno mismo cobijado en el apoyo seguro de la familia, o por ir al rescate constate de algún miembro, generando situaciones de dependencia y abuso, o cómo mínimo, dinámicas poco sanas para todos.
  • “Los padres siempre serán padres”; y eso significa incluso “el deber ineludible” de esos padres de sostener en alguna forma a sus hijos adultos, o de que los hijos, aún adultos deben escuchar y obedecer intromisiones constantes de sus padres en la propia vida.

   Entonces:

  • ¿Qué pasa cuando la familia falla en su misión de colaborar en el crecimiento de sus miembros?
  • ¿Qué pasa cuando una madre “no ama” a sus hijos?
  • ¿Qué pasa cuando los parientes no “tienen amor” para nosotros?
  • ¿Qué pasa si la familia sanguínea está organizada para enfermar y para no permitir el desarrollo ni la felicidad de sus miembros?
  • ¿Será la familia “LA UNICA” fuente de amor y apoyo MUTUO?
  • ¿Será el parentesco lo único que define a alguien como NUESTRA FAMILIA?

Repetir esos dichos (y muchos otros) dando por realidad esos valores, sin pensarlos, sin preguntarnos si ocurren en nuestra experiencia, o su utilidad, es el inicio de muchas dificultades que pueden volverse eternas, incluso pueden generarnos enfermedades como la ansiedad, la depresión, la dependencia; incluso enfermedades físicas causadas por agotamiento, estrés y la frustración crónica que deja la confusión entre esos “valores” y la realidad.

    Vienen LAS FIESTAS NAVIDEÑAS, en las cuales los preceptos familiares y las preguntas internas empiezan a sonar todavía más que el resto del año, generando dolor o confusión, cuando no hemos reflexionado sobre la utilidad, veracidad, y posibilidad de muchos preceptos familiares ahí, en lo particular de nuestras propias vidas.

Si algo de este artículo “te checa”. Hay opciones: integrarse a nuevos grupos y establecer relaciones donde el respeto y la mutualidad, sean clave, puede darnos nuevas experiencias de familia. Extender tus redes de apoyo, participar en otras redes con dinámicas más saludables a las que tú mismo te comprometas, puede abrirte mejores horizontes de vida.

    Si consideras el apoyo profesional, la Psicoterapia Familiar Sistémica, es esa opción de la psicología, donde la sana convivencia o el establecimiento de mejores relaciones, es un objetivo clave, donde sabemos que entre humanos el respeto, la solidaridad y el amor son actos importantes de salud y desarrollo, y que, para lograrlos hay que trabajar y educarnos constantemente.

      Alguien bien preparado en Psicoterapia Familiar Sistémica, puede acompañarte para encontrar tu lugar de pertenencia.

SI QUIERES GENERAR MEJORES CONEXIONES, CONTÁCTANOS.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

0

Tu carrito