¿QUÉ Y CUÁNTOS REGALOS DAR A LOS NIÑOS EN NAVIDAD?

Esta es una pregunta frecuente en el consultorio. Pero, antes de darte alguna respuesta, debes recordar que los regalos navideños a los niños suelen dar mensajes no hablados sobre la vida, sobre el amor, sobre lo que implica dar y recibir, así que,  sí es importante pensar antes de comprar.

¿ES BUENO REGALAR A LOS NIÑOS APARATOS INTELIGENTES?

La mayoría de las investigaciones y psicólogos coinciden. El niño está desarrollando su propia inteligencia, y para ello es importante la creatividad, la actividad física, la fantasía, la curiosidad, la exploración, la socialización y ello implica tener un nivel importante de protagonismo en su propio juego. Los aparatos “inteligentes” suelen dejar al niño en un rol pasivo, donde la fantasía ya está creada, el niño se vuelve un actor secundario de su juego y en la mayoría se le priva de la actividad física y de la socialización cara a cara (que es una de las inteligencias importantes para la vida). Por lo tanto, los aparatos inteligentes no son recomendables y mucho menos en los primeros años del desarrollo. Sabemos que el mundo tecnológico en la actualidad es una especie de lenguaje que se requiere conocer, incluso para el desempeño laboral, por lo cual podemos sólo retrasar lo más posible la exposición y la posesión de estos objetos y ofrecer al niño juguetes que estimulen su movimiento, su fantasía, su capacidad creativa, su expresión, la socialización, su desarrollo intelectual (cognitivo), pero, sobre todo, darle oportunidades y espacios para el juego. Recordemos que existe ya un problema de obesidad infantil y que muchos problemas de conducta ocurren por la falta de convivencia con otros niños.

¿CUÁNTOS JUGUETES REGALAR?

A mayor número de estímulos (en este caso a mayor número de juguetes) más baja la capacidad de concentración, enfoque y atención. Incluso algunos psicólogos consideran que los problemas de atención que sufren algunos niños, están relacionado con la gran cantidad de estímulos que hay a su rededor. Esta es una primera razón por la cuál no es conveniente que el niño reciba demasiados regalos.

La segunda es que al seleccionar y elegir EL juego o juguete preferido entre varios, el niño aprende también a priorizar y ordenar sus propios deseos y necesidades. Los adultos que saben elegir, ordenar y dar prioridad a los deseos y necesidades, tienen en ello una de las herramientas más imprescindibles para conseguir la felicidad y la plenitud, por lo que es importante que desde la infancia y más en fechas tan importantes, el niño haga el ejercicio de seleccionar qué es LO más deseado y qué no lo es tanto, etc.

El mismo hecho de elegir qué juguete prefiere, es un ejercicio que aporta también para que el niño pueda conocerse a través de descubrir sus propias preferencias. Y es incontable lo que sirve en la vida de las personas tener un conocimiento significativo de sí mismo.

Una última razón es que en el mundo sufrimos el mal del consumismo, hecho que está destruyendo la vida en el planeta y amenaza nuestra propia vida, y es en la educación de los niños que tenemos más oportunidad de corregir ese mal. Existen culturas que consideran que las cosas tienen un espíritu, que son obras de la mano del hombre pero construidas a través de elementos regalo de la naturaleza. Estas culturas inculcan un respeto por las cosas que expresan al cuidarlas, darles un buen uso y mantenimiento que les permita una larga vida y a veces hasta elaboran maneras para devolver esos objetos a la naturaleza cuando se ha terminado toda su utilidad agradeciendo por ellas. No le propongo que eduquemos a los niños en esos principios, le propongo que al menos permitamos a los niños recibir los juguetes que puede apreciar y disfrutar desde el principio hasta el final, que pueda experimentar cierta necesidad de cuidarlos y aprovecharlos o que le sea inculcado el cuidado, llevarlos más allá del sistema del “todo aquí es desechable”.

Por dar un número concreto, podemos decir que de uno a tres regalos puede ser un número adecuado para recibir en casa, recordando que más allá del juguete lo que importa es el juego, con quien jugar y el saber recibir los dones de la vida, tanto como saber compartir lo que hay en nosotros. Y en ese sentido, incluso para los niños, no hay nada como el regalo de la presencia, de los momentos de cariño y amor con sus seres queridos, cosas que no hay manera de suplir con regalos materiales por más numerosos que estos sean.

¿Es sumamente importante que el niño reciba lo que ha pedido?

No ocurre un daño grave cuando un niño recibe un juguete diferente al que pidió, pero implica trabajar para ayudarle a entender lo que significa un regalo. Un regalo no necesariamente es recibir LO que ha pedido sino lo que el otro decide obsequiarle, que significa también saber ver y recibir los regalos que la vida nos obsequia siempre, aún cuando sean diferentes a lo que uno desearía, y en ese sentido se hace importante ayudarle a agradecer y disfrutar lo recibido. Esto es una forma de inculcarle una filosofa que le ayude a mantener sus ojos abiertos ante las bondades y oportunidades, antes que al control de lo incontrolable. La mejor manera de llegar a esto, es sembrarle la idea de esperar la sorpresa de lo que llegará, más allá de esperar un regalo específico.

Tampoco hay un daño grave si el niño recibe el regalo elegido, todo depende de lo que queremos enseñar, del niño, el momento y también de las posibilidades económicas. No es algo terrible no alcanzar para el juguete que ha elegido.

¿Está bien no darle nada porque se ha portado mal?

Esta es una respuesta más difícil y que depende mucho de lo que, en el caso particular, significa “portarse mal”. Pero podemos decir a manera general, que no es muy recomendable irse a este extremo.  Si por un lado, estamos en un contexto social donde prácticamente todos los niños reciben algo en Navidad “porque se portaron bien”, puede ser algo muy fuerte para un niño no recibir ni un obsequio, en la lógica social se preguntaría qué “tan malo podría ser” para no recibir, incluso cuando “el otro más mal portado” recibió algo. Es un mensaje riesgoso. Luego, recordemos también que estamos hablando de un regalo y los regalos de la vida simplemente se dan, ocurren a veces sin que hayamos hecho nada especial para recibirlos. Un ejemplo de este tipo de regalos es la vida misma. Sirve entonces que, DE VEZ EN CUANDO, los niños reciban obsequios sin una condicionante. Si lo que queremos es “enseñar a los niños a ganarse las cosas”, estamos hablando de otro proceso importante y de otros momentos, NO del regalo de navidad. Y eso sí, enseñar al niño a ganarse  las cosas o irse encaminando a ser responsable de sus propias necesidades, es una actividad mucho más frecuente y prácticamente diaria, es otra cosa. El espíritu de las fiestas no es sólo aprender a dar, sino también aprender a recibir, que es algo igual de importante.

En resumen y para responder a esta pregunta, cada padre puede tomar como guía el significado importante que quiere inculcar a sus hijos sobre el papel de dones, la solidaridad y el amor en la vida, que es lo que implican estas fiestas, y de ahí elegir los obsequios y las actividades que considere lo lleven a dejar más claro ese mensaje.

Aquí te dejamos dos videos interesantes que pueden facilitar tu reflexión.

Por: Lic. Ant. Adriana Morfín

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

0

Tu carrito