¿CÓMO CAMBIAR MIS HÁBITOS ALIMENTICIOS?

Sabemos que los malos hábitos alimenticios son la principal causa de enfermedades crónico degenerativas como la diabetes, la hipertensión arterial y diversos problemas cardiovasculares, que aumentan de manera tan grave que ya rebasan la capacidad de los servicios de salud pública y son la principal causa de muerte en nuestro país. La mala alimentación afecta incluso nuestro estado de ánimo, reduce o altera nuestra energía y está implicada en todo aspecto del funcionamiento de nuestro cuerpo en el presente y en el futuro. Sin embargo, para muchas personas, modificar los hábitos alimenticios es algo sumamente complicado porque “comer” es una actividad humana que implica costumbres, cultura, e incluso la misma manera de ver la vida y a nosotros mismos. Si te has propuesto modificar tu alimentación, te dejamos a continuación algunas reflexiones que pueden ayudarte en ese proceso.

Para lograr cambiar tus hábitos alimenticios debes asumir primero “que habrá un cambio” que si tienes éxito tendrás en tus platillos y vasos alimentos y bebidas diferentes a las habituales o en cantidades y porciones diferentes, no hay de otra, y si no estás abierto a esta experiencia, jamás lograrás mejorar tu alimentación. Más que añorar los alimentos que dejes, concéntrate más en apreciar los alimentos de tu nuevo platillo, considera lo que aportarán a tu cuerpo y la fortuna que tienes de poder tener en tu  mesa alimentos de calidad y sanos, dedícate a disfrutarlos.

Hay algo en lo que también puedes concentrarte y esto es que: sólo el inicio es la parte difícil. Nuestro paladar es capaz de experimentar disfrute de los alimentos nutritivos, si mantienes tu dieta, en verdad puedes llegar a tener antojo de una zanahoria, de una ensalada, de lentejas u otros alimentos, recuerda que, de hecho, lo natural es que nuestros antojos se despierten hacia alimentos saludables (los que requiere nuestro cuerpo). El problema es que, si has tenido por años una mala alimentación, has expuesto constantemente tu sentido del gusto hacia esos alimentos o en esas porciones, generando en tu propio paladar una inclinación hacia ellos. En la medida que los dejes y expongas tu lengua a nuevos sabores con constancia, no sólo recuperarás el gusto por ellos, sino que, incluso, puedes volver a percibir el antojo de alimentos saludables. El reto es mantenerte meses y años con los alimentos indicados en tu platillo.

Un error al “emprender una dieta” es querer hacerla un mes, un año o dos. La dieta sana o la alimentación sana requiere hacerse toda la vida, no por momentos, y esto no significa sacrificio y pasar hambre sino acostumbrarse a variar y equilibrar los platillos y saber en qué momento puedes permitirte algunos alimentos, porque las mejores dietas son las que tienen mayor variedad. Si tienes como objetivo tu salud y te mantienes en ello, incluso podrás ir identificando los cambios en tu cuerpo, la cantidad de alimentos que realmente necesitas comer, el tipo, incluso puedes aprender a darle sabor a tu propia comida saludable.

La siguiente recomendación es pedirle a tu dietista, hacer cambios que contemplen en mayor grado posible nuestra cultura culinaria, tus costumbres personales, e implique los alimentos a los que realmente puedes acercarte.  Los cambios en los platillos funcionan más si se hacen dietas familiares, esto en el sentido que un platillo puede realizarse para todos y la diferencia puede ser la cantidad y proporción, no la elaboración.

Otro error al tratar de mejorar nuestra alimentación, es hacerlo sólo para modificar nuestro peso y optar por dietas rápidas. Las dietas rápidas pueden ser riesgosas, porque suelen ser dietas  que excluyen elementos nutricionales. Dietas de sólo proteína o sólo verdura, y en general, las dietas que nos alejen de alguno de los elementos nutricios primordiales pueden poner en riesgo nuestra salud y generalmente ocasionan un rebote. Tampoco es recomendable consumir medicamentos no recetados por un médico y sin una justificación física. La dieta más efectiva es en la que la persona asume que todos los días de su vida en sus platillos habrá la variedad necesaria y lo cantidad de energía que necesita su cuerpo.

TRES ASPECTOS PSICOLÓGICOS QUE PUEDEN RELACIONARSE CON LA ALIMENTACIÓN.

La ansiedad es uno de los principales aspectos psicológicos que pueden impedir que logres cambios en tu dieta. Si experimentas más deseos de comer cuanto más “nervioso” te sientes, puedes mejor dedicarte a revelar cuál es el problema real, si hay problemas no resueltos que te preocupan, insatisfacciones, intenta aplicar tu mente a buscarle la solución posible. A veces es indispensable aprender a dejar el tema si es algo irremediable. Abrir un cuaderno y escribir nuestras preocupaciones y soluciones, incluso salir a caminar o meditar, es más saludable y funciona mejor para resolver nuestras dificultades que abrir el refrigerador.

La falta de habilidades de disciplina u autocontrol es otro de los obstáculos para lograr una dieta saludable. Cuando por años hemos tenido malas costumbres alimentarias, modificar la alimentación requerirá que continuamente toleremos y asumamos la frustración de los antojos a los que estamos acostumbrados. A veces este es precisamente el problema principal, que no hemos aprendido asumir la frustración de los deseos,  más bien aprendimos a buscar la manera de finalmente satisfacer nuestros antojos por encima de la propia salud e integridad. Perdemos de vista el objetivo importante, por un momento de satisfacción. Enfócate en la importancia de tu salud.

Un último aspecto que puede dificultar que logres dietas saludables es la falta de una auténtica autoestima. A veces, de manera consciente o inconsciente tenemos conductas autodestructivas, como si en una parte a veces invisible de uno mismo, tuviéramos la intención de dañarnos o hasta desaparecernos. Estos son aspectos más serios y complicados, y si detectas que esta es tu dificultad, acércate a un psicoterapeuta con quien podrás analizar la situación y resolverla.

Como en toda situación humana pueden existir otros aspectos implicados en tu alimentación o que dificultan las modificaciones en la dieta, pero existen también muchas estrategias profesionales que los expertos en la conducta y la conducta alimentaria (psicoterapeutas), acompañados del trabajo experto de un nutriólogo pueden ayudarte a resolver, sólo recuerda que no hay tratamiento que no requiera de tu esfuerzo y voluntad.

     La dieta que mejor funciona no es la que se hace por estética o bajar de peso, sino por cariño, respeto y amor a nuestro cuerpo, a nuestro ser y a la vida.

Finalmente, te dejamos un video a propósito de la tolerancia a la frustración, que es parte fundamental para lograr lo que nos proponemos e incluso para lograr la plenitud y felicidad.

Psc. Ant. Adriana Soledad Morfín L.

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